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A MAMÁ MONA CON BANANAS VERDES (decía mi abuela)

Yo te leí burlarte de Micaela García porque era militante cuando lo que quedó de su cuerpo, después de haber sido violada y ultrajada por más de un sujeto, aparecía en un terreno de Gualeguay.

Yo te leí demonizar a Susana Trimarco, acusarla de operadora kirchnerista y asegurar que su hija estaba viva y de vacaciones en algún lugar paradisíaco mientras ella fingía tristeza para "currar" subsidios.

Yo te leí defender a ultranza el intento de conmutación de penas a genocidas, reinstalar la infame Teoría de los dos Demonios, cuestionar el número de desaparecidos y defender la desfinanciación de programas de Derechos Humanos.

Yo te leí estigmatizar a los negros, a los villeros, a los pibes chorros, a los "que hay que matarlos a todos", a los que se merecen linchamientos, a los que "ojalá volviera la pena de muerte".

Yo te leí levantar banderas de una comunidad QOM de la que jamás tuviste ni puta idea y volverte fan del falso cacique Félix Díaz cuando resultó funcional a tu odio por la yegua. Y te vi olvidarte de él y volver al proteccionismo de perritos o a las citas bíblicas, cuando dejó de convenirle a tu discurso vacío.

Hoy, cuando el hecho concreto con que te trompea la realidad es la desaparición forzada de SANTIAGO MALDONADO, te amparás en una hipócrita preocupación por María Cash, por Marita Verón, por Julio López, por Luciano Arruga. Y por el infaltable Nisman, del que te das el lujo de descongelar su cuerpo cada vez que urge a tu incoherencia, precisamente por eso. Porque tenés su cuerpo. Lo que debería indicarte, si tuvieras un mínimo de sentido común, que no admite punto de comparación alguno con una desaparición.

Resumiendo: yo te vi babeando ante la tv y posteando desde tu sillón cuando yo ponía cuerpo y alma en cada una de las causas por las que ahora pareció despertarse tu conciencia. Así que cuando vuelvo a poner cuerpo y alma para que Santiago aparezca con vida, tus copy/paste para justificar lo injustificable, no son más que la contundente evidencia de quien sos. No de quien soy.

Adriana Esposto, viva, libre y preguntándome dónde está Santiago Maldonado.

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