EL TIEMPO NO EXISTE
Fácticamente, es una ilusión,una temporalidad que construimos de acuerdo a nuestra percepción.
Hemos establecido formas de medirlo que se basan en la relación entre los ciclos que experimenta nuestro entorno, todos vinculados y dependientes de la estrella alrededor de la cual giran los planetas de nuestro sistema, a su vez un grano de arena en el desierto cósmico. Esto significa que si nos trasladáramos a un lugar en el espacio en el que la distancia e influencia del sol fuera otra, nuestro tiempo también lo sería.
Lo concebimos de acuerdo a como nos dicen que es en el calendario. El tiempo no es: somos los humanos quienes le damos entidad y lo manipulamos. Y de la diversidad en la forma de ver el universo, de los humanos sobre la tierra, emergen distintas maneras de delimitarlo. Ha sido modificado también por otros factores: la tecnología lo ha hecho, y lo seguirá haciendo. Hoy, en lo que demora en calentarse una taza de café en el microondas, hay vehículos que pueden recorrer distancias que en el pasado demandaban días, semanas o meses. El tiempo de las personas se ha alargado: la expectativa de vida es muy superior a la de un par de siglos atrás.
El reloj biológico responde a esos ciclos relativos, que hemos podido cambiar. Definir el tiempo o intentar ubicarlo, en tanto abstracción, es un ejercicio absurdo que apenas si realizamos por necesidad: tiempo para vivir, tiempo para sembrar y cosechar, tiempo que quienes viven inmersos en una constante concomitancia con el dinero, le adjudican con éste una arbitraria relación.
La sensación que tenemos respecto al tiempo lo hace absolutamente inmedible: por alguna odiosa razón, cuando somos felices, lo percibimos injustamente insuficiente, escaso. Y cuando nos sentimos mal, como si fuera un castigo, todo sucede lentamente. Un segundo no es mucho, pero para alguien que se ahoga, lo es todo.
La forma en que se presenta el tiempo en la frase"el tiempo es dinero" es utilitaria, pretenciosa y ridícula al quererlo delimitar o mensurar de acuerdo a hechos materiales con los que no guarda relación alguna: cuando la hora llega, no hay dinero que compre tiempo, ni posibilidad de negociación alguna para aplazar el momento. Así como el tiempo, el dinero es una ilusión más de la gran matrix.
Cuando lleguemos a las estrellas, ya no habrá medidas, el tiempo será un océano en el que podremos navegar en todas direcciones. Para ese entonces, el orden que produce el dinero será un curioso fenómeno, inexplicable para quienes se ocupen de estudiar la historia de la raza humana.
Dicen que el tiempo trajo las crisis y las nuevas tecnologías que mejoraron nuestra vida. Pues no, fue nuestra iniciativa.